viernes, 11 de mayo de 2012

Unas flores amarillas

Esta mañana, cuando me he levantado,
la casa estaba llena de flores amarillas,
alegres, y tan vivas, que te he dado dos besos,
miento, tres; miento, más, no sé cuántos
pues esta sorpresa que siempre me preparas,
siempre parece nueva como el amor del día.
Pero como me has dicho que hoy tendremos visitas,
te he propuesto: ¿Por qué no nos vamos de casa?
Y lo hemos hecho, claro. Y es claro que llevando
montones de flores en las manos.


Y de un banco en el parque hemos hecho otra casa
con flores amarillas, donde poder besarnos,
y seguiremos besando, felizmente salvados
de falsos compromisos, mas no de nuevas multas
porque, ni mi amor, seguimos, según dicen, pecando.


Gabriel Celaya

jueves, 3 de mayo de 2012

Tres cantares


Mis prisiones

Sentirse solo en medio de la vida
casi es reinar, pero sentirse solo
en medio del olvido, en el oscuro
campo de un corazón, es estar preso,
sin que siquiera una avecilla trine
para darme noticias de la aurora.

 Y el estar preso en varios corazones,
sin alcanzar conciencia de cuál sea
la verdadera cárcel de mi alma,
ser el centro de opuestas voluntades,
si no es morir, es envidiar la muerte.



Manuel Altoaguirre